Nos escuchas cada día. Te acompañamos en casa, en el coche, en el trabajo, durante muchas horas cada jornada. Te ríes y te informas con nosotros, y hasta alguna vez te has animado a enviar un mensajito o llamar a la radio. Posiblemente consideres como amigos a tus locutores favoritos y a lo mejor conoces a alguien que se dedica a esto. Si esto último es cierto, habrás tenido ocasión de hacer preguntas como estas:
- «Pero tu trabajas en la radio… ¿Eres famoso, no?»
Seguro que en el 99% de los casos la respuesta es «no». Hay locutores muy conocidos, por supuesto. Y voces que todo el mundo asocia a un nombre sin pestañear. Pero la gran mayoría de la gente que trabajamos en este mundillo paseamos por la calle sin gafas de sol, sin tener que firmar autógrafos o conceder selfies a los fans (ojo, que también me he encontrado casos de estos).
No, no somos famosos. Es más, muchos de nosotros también somos oyentes fieles a otros programas e incluso de otras emisoras – pero que nadie se entere de esto último. Quizá, alguna vez, algún taxista reconozca nuestras voces. Pero eso es sólo porque están afortunadamente condenados a escuchar la radio muchas, muchas horas al día.
- «¿Y a qué hora vas a la radio? ¿Un ratito antes de empezar el programa?
Mira, a veces esto también coincide con el punto anterior. Algunos locutores «famosos» llegan a mesa puesta para empezar su programa, pero en todo caso esto se debe a que tienen un equipo de personas haciendo el trabajo sucio por detrás. Supongo que son gente muy ocupada, porque yo no entiendo hacer radio así.
¿A que tú no preparas un proyecto cinco minutos antes de presentarlo en una reunión? ¿Y que un arquitecto no se limita a ver cómo los obreros van poniendo un ladrillo sobre otro, ocho horas al día? Pues este trabajo es igual. Cada locutor de radio tiene su método, pero todo está más o menos calculado. Como director de programa, yo no concibo sentarme al micrófono sin haber elegido cada tema del que vamos a hablar, cada música que vamos a poner o cada sección que entrará en antena. Y como redactor o productor, hay muchas llamadas que hacer, muchas informaciones que redactar y muchos contenidos que preparar. Y todo este trabajo no termina cuando empieza el programa, no se trata sólo de ponerse a hablar y ya está. Eso lo puedes comprobar yendo algún día a ver tu programa de radio favorito.
- «Y todo lo que decís en la radio, ¿lo tenéis escrito?»
Por norma general, no. Si tienes que dar una información con datos concretos, evidentemente tendrás que tener como mínimo una chuleta delante para no equivocarte, o un guión con todo el texto escrito para asegurarte de no meter la gamba – los programas de noticias van habitualmente escritos al dedillo, sí – pero si la radio estuviera totalmente leída habría que contratar actores y no locutores.
Cuando hacemos radio, sabemos lo que queremos decir. Sabemos cómo lo queremos decir. Pero no tenemos decidida de antemano la frase exacta que vamos a utilizar (y así nos pasa, que nos equivocamos al hablar como todo hijo de vecino). De la misma forma que en estos momentos escribo este texto con la idea general en la cabeza, pero dejando que las palabras salgan solas. Y al terminar el programa – o el post – lo revisaré todo para ver qué tal lo he hecho.
Y todo lo escrito, todo lo preparado, puede irse al garete en un momento determinado. Una noticia de última hora, un momento especialmente divertido, una llamada interesante o alguna idea genial que ha surgido de la nada… Cualquiera de estas cosas puede provocar que paremos las máquinas y dejemos de lado por un momento todo lo que teníamos preparado.
- «Que hable el de la radio».
Me imagino que habrá casos de todo tipo… Pero el hecho de que un servidor se dedique a hablar por la radio no implica que me guste hablar en público sí o sí. Es más: A mí, particularmente, me pone muy nervioso dar un discurso o leer algo ante mucha gente.
¿Que lo hago cada día delante de un micrófono? Sí, pero no les veo. No soy consciente de toda la gente que puede estar escuchando lo que digo, y eso me permite centrarme en lo que estoy haciendo. Es más: Me gusta más la radio que la tele porque no tengo que medir mis expresiones, mis caras o mis gestos.
Así que no… No penséis automáticamente en el de la radio para leer en una misa o dar un discurso en una boda. Fíjate que curioso… A algunos nos da mucho respeto.
- «Seguro que conoces un montón de famosos».
Me gustaría decirte que sí, pero no es cierto. Por las radios pasan muchos famosos, sí. Pero lo más habitual es que lleguen, hagan lo que tengan que hacer y se vayan. Hoy en día acuden a las radios a hacer promoción de aquello que estén haciendo (su nuevo disco, película, libro, obra de teatro…) y de muchos de ellos no vuelves a saber hasta que están otra vez de promo. La mayoría de veces si te he visto no me acuerdo (es normal porque dan muchas entrevistas), en ocasiones sí recuerdan tu cara o tu nombre y algunas veces, las menos, consigues hacer cierta amistad con esa persona.
Pero no, no nos codeamos habitualmente con celebrities. Somos más de barra de bar. Como tú.