El viejo debate vuelve. O, por lo menos, ha vuelto a mi timeline de Twitter. ¿Es radio o es podcast?
Un buen paso. Ahora sólo faltaría una creación de diferentes categorías, para distinguir los podcasts nativos, de la radio, en las distintas listas de plataformas como @ApplePodcasts o @ivoox Sería muchísimo más cómodo para el usuario https://t.co/Y5iq9qViuB
— David Mulé (@DaviMule) 28 de noviembre de 2018
Ha vuelto por esta charla que os enlazo, junto con David Mulé y Jorge Marín (dos de los miembros fundadores de MadPod), pero también por la publicación de los rankings de Apple Podcasts de los mejores programas y los shows más descargados en 2018. Van capturas.


Conclusión rápida, y evidenciada por ejemplo en el blog de Radiochips: Por mucho que en el mundillo hablemos de los podcasts, que los programas tan buenos y chulos que se están haciendo, de las posibilidades de futuro… La radio lo sigue petando. Es así.
¿Es malo? ¿Debemos los podcasters «dejar las armas» y decidir que la guerra está perdida? No. Para empezar, porque no existe tal «guerra»: Esto no es un podcasts vs. radio (lo digo por la tan repetida pregunta de si «los podcasts sustituirán a la radio). Esto es una competencia general por llenar los tiempos de escucha u ocio de nuestros potenciales seguidores. Ahí están los podcasts, la radio, la televisión, Netflix y compañía, el cine, Spotify y muchos otros. Tenemos dos orejas y un número determinado de horas al día. Ofrezcamos el mejor producto posible para que nos escojan entre los millones de alternativas que hay a nuestro alrededor.
«La radio lo sigue petando». ¡Pues claro! Hablamos de casi un siglo de historia de este medio, uno de los formatos audiovisuales más antiguos que conocemos. ¿De verdad alguien pretende acabar con esta costumbre de la noche a la mañana? La radio vive y triunfa gracias a los hábitos: La ponemos en la cocina, en el baño, para despertarnos, mientras conducimos… Hemos interiorizado que es una voz que nos acompaña durante la jornada en los momentos en que nosotros decidimos. Y conseguir que el público cambie esos hábitos es dificilísimo. Netflix, HBO y demás plataformas de pago no tienen más usuarios que la televisión tradicional hoy en día. Y, sin embargo, parece que no se habla de otra cosa en los círculos de expertos del mundillo.
Démosle la vuelta a la tortilla. Estas son las conclusiones que yo saco:
- Entre los programas más descargados sí se ve una influencia del formato podcast frente a la radio tradicional y lineal. Hablo de «La Rosa de los Vientos», de «Nadie Sabe Nada», de «La Vida Moderna» o de «SER Historia». Cuatro formatos de público minoritario en su medio original, por cuanto se trata de programas emitidos de madrugada (La Vida Moderna), en fin de semana (Nadie Sabe Nada) o peor aún, en fin de semana y de madrugada (La Rosa de los Vientos, SER Historia). Esto no es nada nuevo, se lleva viendo muchos años: La gente demanda contenidos atemporales para consumo bajo demanda, y la radio produce algunos productos que encajan en este principio.
- Pero si nos atenemos a los programas radiofónicos de mayor audiencia presentes en este listado, nos encontramos con datos curiosos. ¿El Partidazo de COPE y El Transistor por encima de El Larguero? El EGM dice lo contrario. ¿Tiempo de Juego por encima de Carrusel? ¿Herrera en COPE y Más de Uno por encima de Hoy por Hoy? ¿Julia en la Onda por encima de La Ventana? De nuevo, en todo esto, el EGM dice lo contrario.
- Más llamativo aún: ¿»Es La Mañana» de Federico Jiménez Losantos es uno de los podcasts más descargados de España? Recordemos que está lejos de los primeros puestos del EGM porque, entre otras cosas, esRadio no cuenta con muchos postes FM en nuestro territorio. Pero, visto lo visto, la gente le está buscando en Internet. Y funciona en formato podcast. ¿Es Federico Jiménez Losantos uno de los mayores podcasters de España? Lo digo medio en broma, medio en serio. Algo está haciendo bien, desde luego, para funcionar en la Red.
Enlazo el listado de lo más descargado con el listado de los «mejores podcasts de 2018» según Apple Podcasts. Sinceramente, y confieso que no soy oyente, me sorprende la aparición de «Por fin es Lunes» en este grupo. Lo dejaré aparte. Pero sí nos encontramos muchos podcasts nativos digitales, 2 de radio y uno de tele. ¡Un podcast que es un programa de televisión grabado! ¡Cómo es esto posible!
¿Deberíamos empezar a hablar de «podcasts» como un contenido en audio creado específicamente para su difusión a través de Internet? Hablando en plata: ¿Deberían los agregadores (iVoox, iTunes, etc) empezar a separar los podcasts de los programas de radio – y de los de tele, por supuesto – en sus diferentes rankings?
Durante mucho tiempo fui de la opinión de que sí, deberían separarse. De que deberían distinguirse estos conceptos. Y es la opinión que tendrán la mayoría de podcasters: Ayuda a promocionar el medio, ayuda a dar visibilidad a ciertos contenidos que no tienen ninguna opción de competir por fuerza o volumen con grandes productoras o radios tradicionales.Y sí, todo esto es verdad. Pero repito: Este es, seguramente, el punto de vista medio del podcaster.
Y sin embargo cada vez estoy más cerca de cambiar de opinión. De pensar que no hay que dividir estos listados. Y creo que esto se debe a que me estoy acercando al punto de vista del oyente medio. Piensa: ¿A ti que más te da que un programa esté producido por una gran corporación o por un podcaster independiente, si el contenido es bueno y te gusta? ¿A alguien le importa escuchar Nadie Sabe Nada a pesar de saber que ya se ha emitido previamente en radio? ¿Competimos acaso por ser los primeros en ver nuestra serie favorita en Netflix? ¿Nos importa que una serie que vemos allí ya haya sido emitida previamente en televisión?
Soy de la opinión de que en la vida, en los negocios y en el trabajo no es bueno buscar «atajos». Que no existen los trucos mágicos. Que si algo merece la pena, llegará a buen puerto con la infalible mezcla de mucho trabajo, esfuerzo, paciencia y una pizquita de suerte.
Sigamos trabajando y los resultados llegarán. Y con ellos la visibilidad, la distinción, el boca a boca entre la gente de «yo ya he dejado de escuchar la radio, me he pasado a los podcasts». Que ya está empezando a ocurrir, muy despacito. Porque en lo nuestro, es la radio la que lo sigue petando. Si alguien pensaba que aquí veníamos a ser ricos y famosos en un corto espacio de tiempo, estaba muy equivocado.
Y me gusta ver a Cristina Mitre entre los mejores podcasts de 2018. Y a El Timbre del desarrollo personal. Y a Verano en USA. Y a Vostok 6. Todos ellos, producciones muy independientes que se han colado en este liado. Ya tienen esta medallita que colgarse y de la que pueden presumir con toda la razón del mundo. Y lo han conseguido… Trabajando.
Vale, esta medallita puede ser poca cosa para algunos. No da de comer. Entonces dirá que me alegro de ver a «Las Tres Muertes de mi Padre» en este listado. Que también es una producción independiente. Entre los mejores podcasts de 2018 según Apple. Y con un premio Ondas bajo el brazo. Palabras mayores en el mundo de los podcasts, y también en el de la radio. El buen trabajo, al final, tiene esa visibilidad. Me temo que, al menos en podcasting, los milagros no existen.
Existe la radio con mayúsculas, la que está bien hecha, con gusto y con su puntito de innovación. Así era en 1955 y sigue siéndolo hoy.
Existe la radio «de relleno», que es la corriente mayoritaria. Infumable y anclada en el pasado, reeditando temporada tras temporada los mismos esquemas de los años 70 y 80. En resumen, meros contenidos «que funcionan» y que no dejan de ser espacios a vender entre bloques de «publi».
Existe el pódcast que merecería un hueco en el panorama radiofónico actual. Es el bueno, el que cuenta, el que te emociona, el que disfrutas, el que ESCUCHAS con toda tu atención… el que te descargas y lo mandas directamente a la carpeta «ARCHIVO DEFINITIVO». No abunda, por desgracia. Es ese pódcast que supera en calidad a la mayoría del «producto radiofónico» actual tal y como parecen entenderlo y considerarlo l@s habitantes de los despachos de las cadenas y emisoras.
Escuchando al eternamente genial Juan Carlos Ortega, me planteo: ¿es radio? ¿Es pódcast? ¿Ambas cosas… u otra? ¿Las (afortunadamente) cada vez más frecuentes «ficciones» son radio o pódcast? ¿Quizá un híbrido entre ambos universos? ¿Algo que es tradicional pero innovador al mismo tiempo?
¿Qué es «LA ESCÓBULA DE LA BRÚJULA»? Parece (y es) radio, salvo por su duración. ¿Cabría en la parrilla de «CADENA SER»? Obviamente, si alguien se decidiera a sembrar semillas para recoger el fruto en unos años. ¿Es un pódcast? Formalmente, sí, pero recoge lo mejor de la larga tradición radiofónica y sigue los mandamientos del «podcasteo»… ¿Entonces?
Personalmente, me quedo con disfrutar de lo mejor de los dos mundos. Los expertos en este mundo nuevo acabaréis definiéndolo (y protagonizándolo), Maese Izuzquiza. La clave de todo creo que residirá en «EL TRABAJO BIEN HECHO», enfocándolo a conseguir la máxima calidad posible (sin descuidar el continente, el sonido), recogiendo todo lo bueno del mundo herciano e incorporando las nuevas formas de hacer las cosas del mundillo «podcastero». Esperemos que la radio «física» nunca desaparezca pero si todo sigue igual, haciendo lo mismo de siempre, sospecho que más pronto que tarde habrá más «podcasteros» que «radiooyentes». El futuro os pertenece, Fran. Os están dejando el campo absolutamente libre para que innovéis, créeis y, sobre todo, acabéis haciéndoos con la inversión publicitaria.
Saludos en la onda y en los mundos de los ceros y unos.