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Quince aprendizajes de quince años en los medios de comunicación.

quince aprendizajes de quince años en medios de comunicación

Hace aproximadamente veinte años le dije a mi abuelo «quiero ser periodista». Yo tenía unos 15 años y empezaba a tener claro que la radio y la tele podrían ser algo más que una fuente de entretenimiento y noticias. Que podrían ser, por qué no, mi lugar de trabajo.

Mi abuelo era un señor tan serio en su trabajo (llegó a General de Brigada del Ejército de Tierra) como cariñoso con nosotros. Mi recuerdo de él es ya de su etapa de jubilación, en la que no se perdía ni un telediario a la hora de comer o cenar, para saber qué había ocurrido en el día y qué habían hecho los políticos de turno. Y no dudaba un segundo en contestar a tal Ministro en voz alta o en corregir al periodista que, a su juicio, se había equivocado al dar una información de forma precisa y objetiva.

Al escuchar mi noticia, sólo me dijo una cosa: «Acuérdate de contar siempre la verdad». Y con esa frase me quedé para el resto de mis días.

Escribo este texto un 24 de enero de 2021, día de San Francisco de Sales, patrón de los periodistas. Dejé atrás los 15 y ya empiezo a contar algunas canas a mis 35. En este 2021 cumplo quince años, precisamente, de mi primera experiencia profesional en los medios de comunicación: Una beca de verano en la Cadena COPE en que me demostré a mí mismo que tenía muchísimo que aprender. Para empezar, que no me considero «periodista», como dije aquel día a mi abuelo, sino comunicador, contador de historias. De hecho, no hice la carrera de Periodismo. Cursé Comunicación Audiovisual. He pasado de becario a ser socio de mi propia empresa, y de alumno a profesor.

Y en estos quince años he entendido muchas cosas importantes que quiero condensar en quince puntos y compartir con aquellos a quien pueda resultar interesante:

  1. No vas a estar 40 años en la misma empresa: Bienvenido al sector de los medios de comunicación, uno de los más inestables de entre todos a los que podías unirte. Si en la situación económica actual es muy complicado hacer carrera en la misma compañía durante «toda la vida», en nuestro rincón eso es prácticamente una utopía salvo que apruebes una oposición (cada vez menos frecuentes). De hecho, empieza a ser raro encontrar un contrato indefinido, y año tras año tienen menos valor. Yo sólo he tenido uno entre mis manos, y renuncié a él después de dos años. ¿Por qué? Lo entenderás más adelante.
  2. Tu familia y amigos no siempre van a entender por qué te dedicas a esto: La mayoría de mis amigos se dedican a sectores generalmente más estables y lucrativos. Son ingenieros, informáticos, profesores, abogados… Juraría que fui el primero de todos nosotros en tener unas prácticas y un puesto de trabajo. Y a la vez, soy el que más tumbos ha dado y el que ha pasado por más empresas. Para ellos ha sido difícil entender que escogiera esta profesión a pesar de los salarios bajos y de la inseguridad laboral. Para mi madre, que aprobó una oposición e hizo carrera toda su vida en el mismo banco, fuente de frustraciones con la carrera de su hijo.
  3. ¿Tienes una idea? Trabaja en ella: De hecho, uno de los momentos más complicados de los jóvenes que quieren dedicarse a los medios de comunicación es acercarse al abismo que separa los años de Universidad y el salto al mercado. Los que se incorporan ahora a la rueda periodística tienen la suerte de que un becario es fuente de trabajo muy demandada – por barata – y la desgracia de que cuando la beca termina, se acaba el atractivo económico-laboral. Si tienes una idea, un proyecto profesional (un blog, un canal de Youtube, un podcast, un libro, cualquier cosa) trabaja en ella. No sabes qué puertas se pueden abrir gracias a ese esfuerzo. Lo que sí sé seguro es que las oportunidades no aparecen si no las buscas. Cualquier primer paso es bueno para empezar a caminar.
  4. Si vas a trabajar gratis, que sea para ti mismo: En el contexto económico-laboral ya descrito, se te acercarán muchos proyectos que pedirán tu colaboración gratuita, a cambio de «visibilidad» o de la promesa de cobrar cuando la idea sea económicamente viable. En ese sentido, tengo dos malas noticias: Que muchos de esos aviones se estrellan al poco tiempo de haber despegado, y que en el caso de tener ingresos, la tripulación siempre los recibe después de los comandantes. Si vas a trabajar gratis, sé tú el jefe. Busca esa experiencia y la capacidad de desarrollar algo que realmente te apasione. Ya habrá tiempo para trabajar para otros. Una labor que, de toda la vida, se hace a cambio de dinero.
  5. Ten un ojo a lo que pasa ahí fuera: Un tiempo de complicaciones también es un tiempo de oportunidades. Hay mucha gente buscándose la vida en nuestro sector desarrollando ideas. La gran mayoría de ellas no van a ningún lado, y unas pocas acaban despuntando y crean situaciones interesantes. La pandemia de COVID-19 ha agitado la economía en general y nuestro sector en particular, acelerando muchos cambios que estaban pendientes de llegar a nuestras vidas. Esas nuevas condiciones generan nuevas necesidades y huecos por explotar. No pierdas de vista lo que está ocurriendo más allá de tu trabajo del día a día, porque quizá una de esas ideas exitosas termine siendo tuya.
  6. Te puedes equivocar. No pasa nada: Tanto si decides desarrollar tu propio proyecto como si tienes la buena fortuna de encontrar un lugar donde desarrollar tu actividad profesional, habrá momentos en los que no tomes las mejores decisiones. Y no pasa absolutamente nada siempre y cuando lo hayas hecho con tu mejor criterio e intención. Si ocurre, se intenta solucionar, se toma nota para la próxima ocasión y se sigue adelante. Así nace la experiencia. No hay otro secreto. Nadie nace sabiéndolo todo. Yo he dejado dos trabajos en los que estaba más o menos asentado porque no era feliz en ellos. ¿Me equivoqué? Mi «yo» de aquel momento afirma rotundamente que no. Tengo que fiarme de él y aprender de todo lo ocurrido.
  7. Disfruta tu tiempo de trabajo: Nuestra profesión es poco lucrativa, pero muy exigente. Hay jornadas maratonianas por cualquier noticia de última hora, por cualquier problema en la empresa o por cualquier necesidad de un cliente. No se puede prever, sencillamente ocurre. Pero ¿estamos trabajando en lo que nos gusta, no? Procura disfrutar de tus momentos de trabajo, intenta crear un buen ambiente a tu alrededor. La redacción u oficina va a ser más tu hogar que tu propia casa. Vas a estar muchísimas horas allí. Disfruta la experiencia. Así, todo lo demás será mucho más sencillo.
  8. Desconecta: Precisamente por la cantidad de horas que dedicamos a nuestros trabajos, el sector de los medios de comunicación nos regala una vida laboral absorbente. Es fácil caer en la tentación de tener el móvil siempre disponible o el ordenador preparado para seguir trabajando, no importa el lugar, no importa el momento. Y eso, a la larga, no lleva a nada bueno. Procura marcar los límites y guardar tiempo para ti mismo, para tu familia, para tus amigos, para pasear, dar una vuelta con el perro o cocinar ese nuevo plato que quieres aprender. Todo tiene su momento.
  9. Lo importante son las personas: Nuestro trabajo se basa en la confianza, en todos los ámbitos. La confianza con nuestros jefes y compañeros, la confianza con nuestros espectadores, lectores u oyentes, la confianza con las fuentes de nuevas y buenas historias que contar. Cuida a las personas. Pero por un motivo mucho más importante que el trabajo: Porque con el tiempo te darás cuenta de que son lo más importante en la vida. Ni el éxito profesional, ni el dinero, ni la popularidad. Todo eso va y viene, muchas veces por cuestiones que escapan a nuestro control. Las personas que nos rodean son lo más importante, y el mayor tesoro que podemos cuidar.
  10. Networking, networking, networking: Esta es una de las cosas que más me costó aprender y entender en todo lo relacionado con nuestro sector. Dado que nuestra fuente de trabajo son las personas y la confianza que generemos con ellas, es imprescindible estar siempre en disposición de conocer gente nueva y escuchar aquello que tienen que contar. Un periodista, o un trabajador de los medios de comunicación, siempre está dispuesto a hablar de sus aventuras, de las alegrías y penas en su trabajo, o de sus ideas e inquietudes de cara al futuro. Se puede ser tímido y dedicarse a este mundillo, pero con el tiempo hay que vencer esa barrera. Aquí hemos venido a conversar con otros.
  11. Disfruta los éxitos: He mencionado muchos problemas del sector – la inseguridad laboral, los bajos salarios, el pago en «visibilidad» – pero también hay momentos buenos que conviene destacar. Formar parte de un nuevo medio de comunicación, trabajar en un proyecto que edición tras edición crece en audiencia, contar una buena historia o entregar un trabajo realmente bien realizado, e incluso recibir un premio por alguno de estos casos. Son ejemplos de instantes en los que uno puede sentirse orgulloso e irse a dormir con el mejor de los ánimos. Disfrútalo. Es tuyo y te lo has ganado.
  12. Cuidado con el ego: El «lado oscuro» de estos reconocimientos es que nuestro trabajo, en muchas ocasiones, está asociado a cierto grado de popularidad. Y en estos años he conocido a personas que viven por un momento de protagonismo, por un minuto más de pantalla, porque ellos son o han sido alguien «conocido» y viven de ello. En radio, he escuchado a muchos técnicos de sonido hablar críticamente del «ego de los plumillas». Y tienen buena parte de razón. El equipo siempre va antes que las personas. Nada funciona sin entender bien este principio. No caigamos en el error de pensar que somos imprescindibles, porque nadie lo es. Y si nos encontramos a alguien con esta mentalidad, pongamos todas las barreras posibles para que esto no nos afecte. El problema, en el fondo, lo tienen ellos.
  13. Esto no va de hablar más alto: Va de escuchar más atentamente: Un periodista, o un narrador de historias, no es bueno por el hecho de hablar más o mejor. Será bueno si tiene algo interesante que contar, y lo hace bien. Y para ello es muy importante escuchar antes a otros. Tanto para descubrir esas noticias o relatos que pueden llamar la atención del público, como para aprender de los mejores en el arte del relato. Como reza el dicho, por algo tenemos dos ojos, dos orejas, y sólo una boca.
  14. No olvides nunca tu vocación: Una carrera profesional en los medios de comunicación es una montaña rusa. Años de éxitos vienen seguidos de periodos de irrelevancia o, peor aún, de inactividad laboral. Habrá momentos en los que te preguntes si no era mejor haber estudiado para ingeniero, informático, profesor o abogado. Y tus amigos y familiares también. En esos instantes de dudas, es más importante que nunca recordarnos a nosotros mismos por qué estamos aquí. Por qué nos dedicamos a esto. El periodismo y la comunicación son sectores muy vocacionales, difícilmente explicables a alguien que no sienta ese impulso, esa necesidad. Nadie te lo va a recordar mejor que tú.
  15. No se trata de contar la verdad: Se trata de ser honesto. A medida que pasan los años y me hago mayor, más me demuestro que no tengo ni idea de muchas cosas. Entre ellas, entendí que no sirvo para perseguir noticias, para ser «periodista». Y, desde luego, que no tengo ni idea de qué es «la verdad» en cada relato. Seguramente, porque esa verdad no exista en muchas ocasiones y depende del punto de vista con que se enfoque cada asunto.

Así que he decidido que lo mejor que puedo hacer es ser honesto en mi trabajo. Con mis oyentes, con mis compañeros y con mis clientes o jefes. Me podré equivocar y me equivocaré, podré tomar decisiones erróneas y las tomaré, y por supuesto podré acertar en ocasiones y acertaré. Lo que he aprendido es que todo eso debo hacerlo con honestidad y conciencia. Me gusta mucho dormir, y sobre todo dormir tranquilo. En eso, abuelo, sigo siendo igual que cuando tenía quince años.

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